Las hormigas recolectoras recorren distancias de hasta 200
metros desde su nido,111 y encuentran
el camino de regreso, incluso en la oscuridad, gracias a los rastros de olor
que van dejando. En las regiones calurosas y áridas las hormigas que salen de
día corren el peligro de morir por desecación, de forma que la capacidad de
encontrar con mayor rapidez el camino de regreso reduce este riesgo. Así,
hormigas diurnas de zonas desérticas del género Cataglyphis, como Cataglyphis
bicolor, que habita en el desierto del Sahara, se orienta recordando la
dirección y la distancia que ha recorrido. Para medir la distancia recorrida
utilizan una especie de podómetro interno que lleva la cuenta de los pasos
realizados,112 y también evaluando el movimiento
de los objetos en su campo visual,113 y para la
dirección toman como referencia la posición del Sol;114
integran esta información para encontrar la ruta de retorno más corta posible
hasta el nido.115 Como todas las hormigas,
también hacen uso de referencias visuales cuando están disponibles,116 y utilizan otras señales táctiles y olfativas para
orientarse.117118
Algunas especies son capaces de utilizar el campo magnético terrestre para
orientarse.119 Sus ojos compuestos tienen células
especializadas que detectan la luz polarizada del Sol, que usan para determinar
la dirección;120121
estos detectores de polarización son sensibles a la región ultravioleta del
espectro luminoso.122 En algunas especies de
hormigas soldado, un grupo de forrajeras que se separen de la columna principal
pueden girarse hasta que la primera hormiga de la fila se une a la última y
forman un círculo; de esta forma las obreras siguen girando indefinidamente
hasta que mueren por agotamiento.
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